
En el marco de la jornada técnica de prevención y atención a adolescentes en riesgo de bullying y ciberbullying, la directora clínica ambulatoria en Amalgama 7 MªÀngels Feliu habla de acoso y ciberacoso en el programa de televisión "Badalona TRES60".
¿Qué es el ciberacoso y qué diferencia hay con el acoso?
Una de las diferencias que encontramos es que, el ciberacoso, se hace por medios tecnológicos.
Además, el ciberacoso puede ser anónimo. Normalmente, en el bullying conoces quiénes son los agresores; en cambio el ciberbullying te permite el anonimato, es decir, que la víctima no conozca el agresor. Otro factor diferencial es que el público del ciberacoso tampoco sabes quién es. La víctima no conoce a toda la gente de las redes sociales, los grupos de WhatsApp, etc.
Por otra parte, lo que tienen en común bullying y el ciberbullying es que debe haber una intencionalidad por parte del agresor, una continuidad en el tiempo y un desequilibrio de poder.
El ciberacoso es más detectable?
Depende. El ciberacoso permite el anonimato. Tú puedes crear un perfil falso con el que puedes ir acosando. Quizá sí hay pruebas del acoso, pero no de quien. Esto dificulta identificar quién es el acosador.
Las familias del acosado también reciben?
Hay varios estudios que abordan este tema. Por ejemplo, un estudio de Save The Children revela que casi un 90% de los acosados afirma haberlo verbalizado a un adulto, pero un 14% dice que explicarlo no ha servido de nada. A nivel asistencial eso llama la atención: está bien las víctimas lo cuenten, pero tenemos que hacer que cuando lo hagan, esta comunicación sea eficaz y que, como adultos, podamos dar una respuesta. A veces, los padres no tienen suficientes herramientas para cambiar la situación.
Un 90% de los acosados afirma haberlo verbalizado a un adulto, pero un 14% dice que explicarlo no ha servido de nada
¿Qué tipo de respuesta asistencial precisan víctima y acosador?
En este sentido tanto acosadores, como acosados y espectadores precisan de una asistencia profesional en algún sentido, desde clínicos hasta la escuela, tutores o talleres preventivos.
¿Qué se puede hacer? Por ejemplo, intervenir con un método como el "Kiva", que se aplica en países como Finlandia. Este método interviene sobre todo en el espectador. Cuando hablamos de bullying o ciberbullying, hablamos de víctima o agresor, pero es evidente que si no existiera este espectador, no existiría este fenómeno.
Cuando hablamos de bullying o ciberbullying, hablamos de víctima o agresor, pero es evidente que si no existiera este espectador, no existiría este fenómeno.
Aquí deberíamos plantearnos qué líneas de coordinación existen en los diferentes sistemas que intervienen (escuela, atención primaria o centros de salud mental infanto juveniles), porque las consecuencias de este fenómeno son evidentes para intervenir en toda la población .
¿Tenemos encuestas del nivel de bullying o ciberbullying?
Precisamente en la jornada técnica de prevención y atención a adolescentes en riesgo de bullying y ciberbullying se presentó un estudio que hizo la Fundación Portal y Amalgama7, realizado en niños de entre 12 y 17 años, es decir, educación secundaria y post obligatoria.
Las cifras revelaban que un 40% de niños reconoce que en algún momento de su vida han sufrido bullying, y un 14% ciberacoso. Un 28% de los niños reconoce ser acosador y un 9% ciberacosador.
El 40% de niños reconoce que en algún momento de su vida han sufrido bullying, y un 14% ciberacoso. Un 28% de los niños reconoce ser acosador y un 9% ciberacosador.
El estudio de Save The Children en España indicaba que la mitad de la población había sufrido bullying y un 7% ciberacoso, por tanto, una conclusión que debemos sacar es que el ciberbullying se dispara, sobre todo en estas edades.
El ciberbullying aumenta a medida que aumenta la edad de los niños. Aunque ahora en primaria ya tienen acceso a móviles y redes sociales, es en secundaria cuando hay más opciones y canales para poder incidir en este ciberacoso.
¿Qué secuelas puede tener el bullying?
A nivel psicológico habrá secuelas en la víctima, en el acosador y en el espectador. A la víctima encontramos desmotivación, absentismo o abandono escolar porque normalmente ésta no quiere hacer frente al problema. También puede sufrir ansiedad, depresión, trastornos del sueño e incluso, pensamientos de suicidio.
En nuestro estudio, del 40% de hombres y mujeres que había sufrido bullying, casi la mitad se había planteado dejar de ir a la escuela y un 5% dejó de ir.
Otra de las cuestiones del estudio era si habían tenido pensamientos de lesionarse. De los que habían tenido pensamientos de autolesionarse, creo un 6-5% lo había hecho. Aquí saltan las alarmas y nos planteamos hasta qué punto estamos ante una situación que es de riesgo para la salud mental de estos jóvenes, y que probablemente es prolongará hasta las edades adultas con sus consecuencias.
Con los acosadores también pasa: falta de empatía, autoritarismo, necesidad de mandar y de ser un líder. Los padres de niños que han sufrido acoso dicen "si esto no lo podemos frenar, estos niños se convertirán en adultos que quizás en el trabajo hacen mobbing", otro fenómeno a tener en cuenta.
¿Se está abordando bien el tema?
Cuando hablamos de bullying o ciberbullying hablamos de un fenómeno. Y el que se aborda es la sintomatología que va asociada a este fenómeno.
A nivel social, hay cierto desconocimiento y por tanto, deberíamos evaluar los programas preventivos que se están llevando a cabo. Es cierto que cada vez más las administraciones públicas tienen programas para abordar esta situación pero, en un determinado momento, es necesario que haya una respuesta por parte de la escuela, de la familia, de la sociedad y de los sistemas asistenciales.
Es necesario que haya una respuesta por parte de la escuela, de la familia, de la sociedad y de los sistemas asistenciales.
La encuesta de la Fundación Portal apunta que un 10% de los chicos que ha sufrido ciberbullying ha tenido pensamientos suicidas: desde mi punto de vista, una cifra elevada. A partir de aquí tenemos que ver si esto es "consecuencia de" o si hay una patología de base, pero debemos incidir en los programas preventivos. Y, siguiendo con la línea del método Kiva, incidir mucho en el espectador, en reforzar la víctima y al empoderar el grupo para poder detener esta situación.
¿Afecta igual a chicos que a chicas?
Las estadísticas apuntan que normalmente en los chicos se dan más casos de acoso físico, y en las chicas es más psicológico: hacer el vacío o marginar, por ejemplo.
Las encuestas indican que es más elevado el número de chicos que han sufrido bullying, pero en cambio, en las chicas las secuelas a nivel psicológico se disparan. Cuando se les pregunta "te has autolesionado?" O "has tenido intención?", Las chicas duplican las cifras de los chicos. Debemos poder hablar sobre qué abordaje hacemos de todo esto.
Podéis ver la entrevista a Mªàngels Feliu a partir del minuto 1:11:28 del programa "Badalona Tres 60" del 23 de Octubre de 2019 (en catalán):
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