
¿Qué es?
Tener pensamientos entorno la vida y la muerte forma parte de un proceso normal del desarrollo en la infancia y la adolescencia, pero si estos pensamientos son cada vez más negativos, hablamos de ideación suicida. Los pensamientos entorno a la ideación suicida pueden variar desde ideas como que la vida no merece la pena, hasta planes bien estructurados sobre cómo morir o intensas preocupaciones autolesivas. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes.
¿Cómo lo detecto?
Algunos de los rasgos de ideación suicida son introversión, pesimismo e inhibición. Es común la intensidad de sentimientos en aspectos de gran importancia para los adolescentes como la desvalorización de uno mismo, el desagrado por el propio cuerpo o los abusos en la infancia, entre otros.
Entre los síntomas clínicos estarían: cambios bruscos de comportamiento y/o carácter, aislamiento social prolongado, tristeza, problemas de rendimiento y/o absentismo académico, autolesiones o intentos previos de suicidio, aumento de la impulsividad y/o agresividad en su forma de actuar entre otros.
¿Cómo actúo?
La mejor prevención es la crear canales positivos de comunicación, compartir los problemas, desde el inicio y durante la infancia (antes de llegar a la adolescencia).
A partir de ahí, si su hijo o hija dice que tiene pensamientos suicidas, hay que darle importancia y considerar el suicidio como un problema de salud y no un tabú. Se recomienda buscar ayuda de un profesional e intentar fortalecer la comunicación, sin interrogatorios y validando sus emociones, haciéndole saber que sus padres están ahí. Evitar otras tensiones familiares, fomentar la práctica de aficiones saludables en grupo, tratar que esté acompañado el mayor tiempo posible. En paralelo, pedir ayuda psicológica, también para los padres que deben poder ayudar a su hijo.
Referencias: